El monasterio fue creado en 1743 por Felipe V, con el fin de formar a los misioneros destinados a evangelizar en las Islas Filipinas.
El edificio, de estilo neoclásico, fue diseñada por Ventura Rodríguez.
Comenzó su construcción en 1759, pero no se concluyó hasta principios del siglo XX.
Las obras se interrumpieron entre 1762 y 1778 por falta de dinero.
A finales del siglo XVIII estaban terminados el piso bajo, la escalera y el piso superior del claustro.
Durante la invasión napoleónica estuvo ocupado por el ejército francés, sufriendo graves daños lo construido hasta entonces.
La Desamortización de Mendizábal respetó el seminario debido a su labor en Filipinas.
La obra se retoma en 1853.
A finales del siglo XIX, bajo la dirección del arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina y siguiendo los planos de Ventura Rodríguez, se construyeron la iglesia, hasta el arranque de la cúpula, y el tercer piso del edificio.
En 1924 se cierra la cúpula y en 1927 se terminan las torres.
Una vez acabada la decoración se da por terminada la obra y se consagra la iglesia el 4 de mayo de 1930.
La iglesia, el convento y el colegio se inscriben en un rectángulo duplo, con las habitaciones dispuestas exteriormente, envolviendo la iglesia con sus dependencias, y el bello claustro con doble arquería toscana y jónica rematada con una balaustrada.
En la distribución se perciben otras soluciones barrocas, como el aislamiento de la iglesia por corredores laterales que se prolongan en las galerías del claustro.
Las fachadas son de un rigor herreriano. La occidental presenta un tetrástilo central con frontón, conectado visualmente a la cúpula que cubre la rotonda mediante las volutas con triglifos del tambor, pues las torres señalan los corredores que separan la iglesia y el colegio. El orden toscano empleado en la fachada denota que Rodríguez aplicó el estilo más severo como adecuado a una orden misionera.
La iglesia es de planta circular aparentemente centralizada, está cubierta con cúpula y linterna. La cúpula se sostiene en ocho grandes machones con pilastras toscanas adosadas.
El retablo del altar mayor llega hasta la altura de arranque del arco que comunica la iglesia con el coro
El coro tiene una gran sillería de madera filipina de tres órdenes de sillas, y un órgano construido en 1930 por la Casa Xuclà de Barcelona. En la pared del fondo se abre una gran ventana, que ilumina el coro y parte de la iglesia.
En la iglesia hay varias esculturas y pinturas de los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX.
Al día de hoy una parte continúa como convento y seminario, y cuenta con una gran biblioteca sólo abierta a investigadores.
El edificio, de estilo neoclásico, fue diseñada por Ventura Rodríguez.
Comenzó su construcción en 1759, pero no se concluyó hasta principios del siglo XX.
Las obras se interrumpieron entre 1762 y 1778 por falta de dinero.
A finales del siglo XVIII estaban terminados el piso bajo, la escalera y el piso superior del claustro.
Durante la invasión napoleónica estuvo ocupado por el ejército francés, sufriendo graves daños lo construido hasta entonces.
La Desamortización de Mendizábal respetó el seminario debido a su labor en Filipinas.
La obra se retoma en 1853.
A finales del siglo XIX, bajo la dirección del arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina y siguiendo los planos de Ventura Rodríguez, se construyeron la iglesia, hasta el arranque de la cúpula, y el tercer piso del edificio.
En 1924 se cierra la cúpula y en 1927 se terminan las torres.
Una vez acabada la decoración se da por terminada la obra y se consagra la iglesia el 4 de mayo de 1930.
La iglesia, el convento y el colegio se inscriben en un rectángulo duplo, con las habitaciones dispuestas exteriormente, envolviendo la iglesia con sus dependencias, y el bello claustro con doble arquería toscana y jónica rematada con una balaustrada.
En la distribución se perciben otras soluciones barrocas, como el aislamiento de la iglesia por corredores laterales que se prolongan en las galerías del claustro.
Las fachadas son de un rigor herreriano. La occidental presenta un tetrástilo central con frontón, conectado visualmente a la cúpula que cubre la rotonda mediante las volutas con triglifos del tambor, pues las torres señalan los corredores que separan la iglesia y el colegio. El orden toscano empleado en la fachada denota que Rodríguez aplicó el estilo más severo como adecuado a una orden misionera.
La iglesia es de planta circular aparentemente centralizada, está cubierta con cúpula y linterna. La cúpula se sostiene en ocho grandes machones con pilastras toscanas adosadas.
El retablo del altar mayor llega hasta la altura de arranque del arco que comunica la iglesia con el coro
El coro tiene una gran sillería de madera filipina de tres órdenes de sillas, y un órgano construido en 1930 por la Casa Xuclà de Barcelona. En la pared del fondo se abre una gran ventana, que ilumina el coro y parte de la iglesia.
En la iglesia hay varias esculturas y pinturas de los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX.
Al día de hoy una parte continúa como convento y seminario, y cuenta con una gran biblioteca sólo abierta a investigadores.
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