martes, 15 de marzo de 2016
LA COLONIZACIÓN DE LAS ISLAS CAROLINAS
En España hubo un tiempo en el que no se ponía el sol. Alguno dirá que eso es imposible, ya que el Océano Pacífico es muy amplio, sin embargo en la mismaOceanía España tenía unas ingentes posesiones en número, aunque no en tamaño ya que se trataba de pequeños islotes en su mayoría. Si conectamos esas islas con la zona de Alaska que fue española, ya tenemos el día completo.
La actual región de Micronesia fue prácticamente en su totalidad parte de la Nación Española, en algún momento de su historia, probablemente junto a las asiáticasIslas Filipinas, fueron los más exóticos y perdidos territorios conquistados. Prueba de ello es la todavía existencia de la lengua Chamorra, que es un idioma malayo-polinesio con grandes influencias del español.
Dada su lejanía, y el inmenso tamaño del Imperio Español estos territorios apenas fueron colonizados, en ocasiones con presidiarios peninsulares, y solamente España defendía su soberanía cuando veía que la podía perder. Pensemos en el gran tamaño de las posesiones de la Corona Española, y la dificultad de poder llegar a todos sitios, más con guerras europeas de por medio. El desentendimiento, por esta alejada zona de influencia, quedó manifiesto cuando nunca fue contestada la carta de Juan Jufré y Juan Fernández por Felipe II¸ donde se informaba bastante claramente del descubrimiento de Nueva Zelanda¸ y posiblemente de la costa australiana, tras una expedición por el Pacífico Sur en 1576.
De los estados independientes y asociados a Estados Unidos que componen la región de Micronesia, solamente las islas de Nauru y Wake no tuvieron nunca una ocupación efectiva española. Las Islas Marshall y las Kiribati fueron cedidas a Alemania e Inglaterrarespectivamente tras la mediación papal de León XII en 1885. El desastre del 98 nos privó del dominio en la isla de Guam, junto a Cuba, Puerto Rico, y las Islas Filipinas, siendo la única que curiosamente interesaba a los norteamericanos.
Acababa el año 1898, empezaba el 1899 y España mantenía su dominio sobre los actuales estados de Palaos, Estados Federados de Micronesia (ambos países de Islas Carolinas), y las Islas Marianas del Norte. ¿Cómo perdimos aquellos territorios, los últimos más allá de la península y África?
Pues muy sencillo, los vendimos. La pérdida de la flota de Filipinas en la Batalla de Cavite, algunos de cuyos barcos pasaron a formar parte de la US Navy, junto con el hundimiento de la armada de Cuba, al mando del almirante Cervera, en la batalla naval de Santiago , dejaba a España con una insuficiente flota para mantener unos territorios tan alejados y poco rentables, que en su momento dependían directamente de la gobernación de Manila. Algunos afirman que el Tratado Germano-Español (1899), por el que vendimos dichas islas a Alemania por 25 millones de pesetas, fue positivo, ya que fue una salvaguarda para mantenernos alejados de las dos Guerras Mundiales. Desde mi punto de vista sospecho que la propia Alemania nos las hubiera quitado antes, al menos alguna parte. La primera Guerra Mundial afectó a aquella zona por que los japoneses aprovecharon para entrar en guerra contra los Imperios centralesy arrebatar a Alemania sus posesiones en Oceanía, sin embargo España hubiera mantenido la neutralidad como hizo. Lo que si es seguro es que la expansión japonesa las hubiera incluido en sus planes años después, lo que hubiera propiciado la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial, al menos en el Pacífico, junto a Estados Unidos, como estuvo a punto de ocurrir tras la ruptura de relaciones diplomáticas con Japón en abril de 1945. Es muy posible que tras la guerra España las hubiera recuperado.
De continuar la presencia española, ahora tendríamos un territorio de ultramar, con selvas salvajes a pie de playas, rodeadas de arrecifes coralinos, con temperaturas tropicales bastante estables. Posiblemente nuestro resort más perdido y paradisíaco el último testimonio de lo que fue nuestro gran Imperio más allá de Europa y África.
FUENTE: deloscerros.worldpress.com
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