sábado, 27 de agosto de 2016

LA DEFENSA ESPAÑOLA DE CUBA ANTE LOS INGLESES

(11-02-15) José María Vicente Coppinger y López de Gamarra, O´Brien y Hernández-Arturo fue un militar español que  nació en La Habana el 5 de abril de 1773.
Su padre fue D. Cornelio Coppinger, originario de Cork, Irlanda, naturalizado español como otros grandes apellidos de la historia militar española entre los que destacamos a los  O´Donnell, Blake, O´Farrill, O´Reilly, Kindelan, etc.
Su madre, María de los Dolores López Gamarra, había nacido en la Habana de una familia de origen sevillano que había pasado a Cuba en el siglo XVII.
José se unió al ejército español en su juventud. Fue capitán del Regimiento Hibernia que, junto con el Regimiento Ultonia,  fueron dos famosas unidades del ejército español formadas por irlandeses.
Después de desempeñar cargos de gobernador provincial en Cuba, fue nombrado para remplazar al General Kindelán como gobernador de la Florida Oriental con capital en San Agustín, la ciudad más antigua de los actuales Estados Unidos.
Ejerció su gobernación hasta la cesión de  la soberanía  española a los  Estados Unidos en 1821. Organizó la  evacuación de la población española de San Agustín y del resto de la Florida a Cuba o a Méjico.
Ya Brigadier, al sustituir al general Francisco Lemaur como comandante de la fortaleza de San Juan de Ulúa, fue el último jefe  de ese fortín y, por tanto, el último gobernador militar español del Virreinato de Nueva España.
Rindió la fortaleza el 18 de noviembre de 1825, después de una heroica resistencia que duró 4 años y medio. Sus defensores obtuvieron 165 Cruces Laureadas de San Fernando concedidas a su valor.
La isla donde se ubicaba el fuerte fue descubierta por Juan de Grijalva durante la exploración en Tierra Firme  en el siglo XVI. Los naturales la llamaban Kulúa y que Grijalva llamó San Juan, de donde viene el nombre de San Juan de Ulúa.
Situada frente al puerto de Veracruz, su origen está ligado a la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz por Hernán Cortés, que está considerada como la primera villa constituida  en la futura Nueva España.  Cortes la creó como fuente de legitimidad al ser nombrado  conquistador por el Cabildo  y, así,  independizarse  del nombramiento anterior hecho por gobernador de Cuba, Diego Velázquez.
Hacia mediados del siglo XVI, se inició la construcción de la fortaleza en piedra de coral y cuya misión principal era proteger a la ciudad de Veracruz de los ataques de piratas, corsarios  y filibusteros.
Con el paso del tiempo, San Juan de Ulúa, se convirtió en la fortaleza más formidable de su tiempo en el Caribe español.
Pocos años después de su fundación, los piratas ingleses bajo el mando de Francis Drake y John Hawkins  fueron derrotados  en sus costas por la Armada Española  a las órdenes del general Francisco Luján.
Después de la independencia de Méjico, en 1821, el gobernador al mando de la plaza de Veracruz general José Dávila no reconoció los acuerdos de la independencia y se encerró con sus soldados  en la villa y en la Fortaleza de San Juan De Ulúa.
Desde Cuba,  el Capitán General inició la preparación de una expedición de ayuda y apoyo  a Veracruz en medio de muchas dificultades, especialmente de buques para el transporte y protección. Hay que recordar el desastre de Trafalgar y la pérdida de la Armada que dicha batalla supuso.
Así, las tropas llegadas de la península (batallones de Málaga, Tarragona y Barcelona) para este fin tuvieron que ser dedicadas a otros cometidos en la isla.
Esta espera de las tropas en Cuba, haciendo otras labores, sirvió para resolver uno de los grandes problemas a que se enfrentaban los soldados enviados a ultramar: la aclimatación a las condiciones ambientales muy distintas de las peninsulares.
La expedición se realizó en tres escalones:
El primero era un destacamento avanzado compuesto por cuatro compañías, la primera   por 105 hombres de los batallones de La Habana, Luisiana, Málaga, Tarragona y Cataluña. La segunda, por 75 hombres del batallón de Pardos de La Habana. La tercera con la misma fuerza anterior del Batallón de Morenos de La Habana y la cuarta y última por 105 hombres veteranos y voluntarios. Total 360 soldados.
El primer escalón llegó a Veracruz el 25 de agosto de 1821, desplegándose las tropas para la defensa de la ciudad.
Pocos días después se envió el segundo escalón con 310 hombres de las mismas unidades anteriores, lo que supuso doblar la fuerza presente en defensa de la ciudad y llegar a los 700 soldados.
El tercer escalón lo formaban 834 soldados de infantería, 100 artilleros, 44 oficiales y 20 civiles entre mujeres e hijos de los oficiales y de la tropa.
El General Dávila fue sustituido por el Brigadier  Francisco Lemaur.
La ruptura de hostilidades contra el castillo se produjo en mayo de 1822.
A partir de septiembre la ciudad había sido tomada completamente y solo quedaban españoles en el castillo de San Juan de Ulúa.
Los insurgentes empezaron a asediar la fortaleza, a lo que respondieron los españoles con un bombardeo del puerto.
La intención del Capitán General era relevar a las unidades del castillo cada cuatro meses para mantener alta la moral y evitar las enfermedades.
Pero lLos inconvenientes de siempre: falta de barcos o tropas de refuerzo, hacían muy difícil la misión, a pesar del dominio del mar que poseía la Armada al carecer los insurgentes de Marina. La población de la fortaleza,  en ésta época, estaba formada por unas 1.300 personas.
En  mayo de 1823 llegó el relevo formado por reclutas recién llegados a La Habana que venían casi desnudos y descalzos. No habían podido  ser equipados por falta de fondos (Mal del siglo en los Ejércitos de España)
Todo se enredó más con la revolución de Riego en 1823 y el Trienio Liberal en España que cambio a las autoridades militares de las colonias.
En mayo del 1824, las esperanzas en el relevo de las tropas se iban perdiendo. La escasez de suministros, víveres, la falta de alimentos frescos, de ropa y calzado estaba causando estragos. El escorbuto y la fiebre amarilla campaban por sus fueros.
En julio de 1824, salió otra expedición de relevo formada por 227 catalanes de los batallones de Cataluña y Barcelona y se pudo suministrar algún alimento fresco, medicinas y zapatos.
En el convoy de retorno a La Habana solo se evacuaron los enfermos y convalecientes.
En enero de 1825, partió de La Habana la última expedición de relevo formada por 416 hombres de las mismas unidades de los anteriores relevos al mando del Brigadier José Coppinger. Coppinger iba a sustituir al  Brigadier Francisco Lemaur por estar enfermo de escorbuto.
En su regreso a Cuba, los barcos transportaron desde la fortaleza a los últimos  542 pendientes de relevar de otros reemplazos.
Fue la última fuerza  de relevo que desembarcó en el castillo, la siguiente expedición tuvo que darse la vuelta por encontrase una escuadra enemiga bloqueando la isla donde estaba el fuerte.
A partir de entonces, la escuadra de bloqueo solo dejaba salir a los enfermos, pero no permitieron la entrada de ningún soldado más.
La desaparición de la casi totalidad de la guarnición causada por la falta de víveres, el escorbuto y el corto número de sanos que quedaban hacia la situación insostenible.
El Brigadier Coppinger se vio obligado a capitular el 18 de noviembre de 1825, después de cuatro años  y medio de heroica defensa, evacuando la fortaleza el mismo día con los pocos restos de la guarnición.
El día de la rendición quedaban en la guarnición 166 personas enfermas, además de 1 jefe, 12 oficiales y 89 de tropa sanos aunque no del todo saludables.
La defensa fue tan heroica como inútil por la falta de una Armada que pudiera mantener la comunicación con Cuba, además de los otros problemas de siglo que había en España.
La defensa, no obstante, asombró a propios y extraños. A las 165 Cruces Laureadas de San Fernando con que fueron premiados los defensores se une la consideración de los enemigos: el Día de la Armada de México se celebra cada 23 de noviembre y en él se recuerda la rendición del fuerte de San Juan de Ulúa
El Brigadier Copping murió en Cárdenas, Cuba, a la edad de 71 años, el 15 de agosto de 1844.
FUENTE: elcorreodepozuelo.es

1 comentario:

  1. Es evidente que la masonería española impidió que el castillo recibiese la ayuda necesaria. Recordemos que Riego hizo todo lo posible para que España perdiese sus territorios americanos. Ya el propio virrey (masón, por supuesto) pactó con Iturbide (también masón), y a espaldas de Fernando VII, la independencia de la Nueva España.

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