Que necesitamos para ayudar a Puerto Rico a volver.

  Este artículo pretende hacer una breve reflexión sobre los motivos por los que no se presta más atención en los medios de comunicación a la iniciativa de reunificación de Puerto Rico con España.

Cuando empezamos esta aventura romántica, pensamos que nuestro objetivo era lo suficientemente agradable como para que la prensa se hiciera eco de él en un breve periodo de tiempo. Pero pasados unos meses, vamos viendo que la dificultad es tremenda y queremos analizar los motivos.

  Evidentemente, para los puertorriqueños que están en contra, la idea de volver a sentirse en el seno de la madre patria es, cuando menos, una vuelta a la etapa colonial. Nada más lejos de la realidad. Estamos en el siglo XXI y ya no hay espacio en el mundo para sentimientos colonialistas, a no ser que seas británico, norteamericano o marroquí. Estos son los tres únicos países que se permiten actualmente el lujo de transgredir libremente el derecho internacional sin que nada ni nadie le ponga coto a sus desmanes.

En el caso de los primeros, los británicos, siguen teniendo espacios coloniales en diferentes partes del mundo. Algunos como el sangrante caso de Gibraltar, saltándose una y otra vez los acuerdos por los que los consiguieron y manteniendo en ellos paraísos fiscales dentro de la propia unión europea. El planteamiento a este respecto, varios siglos después, sigue siendo el del puerto lleno de piratas que, a día de hoy no utilizan barcos, solo ordenadores.

  El caso de Marruecos es un poco más lesivo. No solo no han devuelto el Sahara a pesar de que las Naciones Unidas diesen por no valida su conquista. Además castigan al pueblo saharaui dejándolo desamparado y poniendo millones de cortapisas a su libertad, ninguneando sus derechos humanos y prohibiendo a todo el resto del mundo que observe o comunique practicamente nada sobre ello.

  El tercer caso es de los Estados Unidos. Estos ni tan siquiera son capaces de cumplir con sus propias leyes. No solo transgreden las normas internacionales, también sus propias normas sobre la libertad de expresión y los derechos de los presos en Guantanamo. Lo más grave es que a los propios ciudadanos de Puerto Rico les consideran como ciudadanos de segundo orden. Sois parte de la unión, pero solo del modo que yo crea oportuno. Te regula un presidente al que no puedes elegir. Eres libre de salir, siempre que te dejemos.

Por lo tanto, los medios de comunicación en Puerto Rico, no quieren dar demasiada publicidad a un movimiento que, les guste o no, surge dentro de su población con una idea clara de hacia donde quiere encaminar el futuro de su país.

  La salida de Puerto Rico de España, como todos ya sabemos, fue bastante diferente al resto de los territorios españoles en América. Nunca hubo un movimiento independentista organizado como tal y que reclamara nada más para ellos que lo que el resto de españoles teníamos.

  Por otro lado, el servilismo de las instituciones españolas y de la prensa de nuestro país hacia los intereses norteamericanos hace que resulte "molesto" cualquier acercamiento para con este movimiento que quiere impulsar la reunificación.

  Desde los foros políticos se piensa que dar pábulo a estas ideas puede hacer que los norteamericanos y algún socio europeo vea similitudes entre esto y los movimientos independentistas catalán o vasco. Nada más lejos de la realidad. Los movimientos independentistas regionales de España no buscan mejorar su condición uniéndose a otro proyecto de estado. Tan solo buscan la segregación basada en motivos históricos inexistentes ya que nunca fueron nación. Solo buscan una segregación basada en principios raciales (erroneas a todas luces) y por motivos económicos más infundados que los anteriores. Se trata de dos regiones beneficiadas por la falta de disposición de los gobiernos de     España de los últimos cuatro siglos para igualar los derechos de todos los ciudadanos. Me explico, durante estos siglos , incluido el siglo XX, se les ha dado a vascos y catalanes ayudas desde el gobierno de la nación muy superiores a las otorgadas a otras regiones. Tan solo en la constitución ahora vigente se intentó igualarnos a todos con el estado de las autonomías, pero con nulo éxito. Sigue habiendo diferentes tratos fiscales y , por ejemplo, cuando en el resto de España solo teníamos carreteras inmundas en Cataluña ya había cientos de km de autopistas.

  Ante lo expuesto, nada tienen que ver unos soñadores que nunca quisieron dejar de ser españoles con los otros que solo quieren dejar de serlo cuando creen que va a ser más rentable.

  Nuestros hermanos de Puerto Rico se merecen la oportunidad de poder elegir lo que crean mejor para ellos. Pero sobre todo se merecen que los españoles les demos el altavoz que los Estados Unidos les niegan, que les ayudemos a gritar bien alto al mundo que opinan y porque lo opinan. Se merecen que nuestros timoratos gobernantes escuchen a quien quiere venir más y mejor que a quienes quieren rompernos.

Sinceramente, pensamos que un movimiento como este, basado en comunicar sus ideas con calma y democráticamente, sin intención de imponer nada, solo de transmitir una idea, una forma de vivir, merece ser escuchado y valorado al menos por los españoles. Y para ello necesitan, necesitamos que nuestros medios de comunicación hagan el esfuerzo de verlos, estudiarlos y seguirlos como merecen. Y para ello también necesitamos que nuestros políticos muestren un valor para con ellos mayor de lo demostrado hasta ahora.