sábado, 21 de noviembre de 2015

HEROES ESPAÑOLES. LOS HERMANOS DE LEON Y NAVARRETE



Esta es la historia de tres heroicos hermanos, nacidos en Córdoba y condecorados, por meritos de guerra, con la Cruz Laureada de San Fernando.

Los hermanos Diego, Rafael y Carlos de León y Navarrete González de Canales y Valdivia, nacieron en Córdoba en el siglo XIX, fueron hijos de Diego de León, Marqués de las Atalayuelas, Comendador de Calatrava, gentilhombre de S.M. y de María Teresa Navarrete y Valdivia.

Este matrimonio tuvo cuatro hijos varones, tres de ellos fueron militares de caballería condecorados con la Cruz Laureada de San Fernando en distintos grados

La figura más importante de ésta heroica familia fue Diego. El famoso Diego de León, un hombre que, en Agosto de 1824, con 17 años, fue ya nombrado capitán de caballería del Regimiento de Almansa.

Dos años después fue nombrado Ayudante de Campo del Marqués de Zambrano, Ministro de la Guerra y Comandante General de la Guardia Real de caballería.

En 1827 fue nominado a capitán de coraceros de la Guardia, pasando a continuación al regimiento de Granaderos a caballo. Ascendió por antigüedad, en 1834, a Comandante del tercer escuadrón de Lanceros.

A la muerte del Rey Fernando VII, el 29 de Septiembre de 1833, y en aplicación de la Pragmática Sanción fue nombrada sucesora la Reina Niña, Isabel II y como regente, hasta su mayoría de edad, su madre, María Cristina de Borbón – Dos Sicilias.

El hermano del Rey, el Infante Carlos María Isidro, no aceptó la sucesión en su sobrina, la Reina Isabel, dando lugar a la Primera Guerra Carlista entre los conservadores, partidarios de D. Carlos, y los liberales que apoyaban a la Reina Regente, Dª María Cristina.

Diego se incorporó al Ejército de operaciones del Norte a donde marcho con su escuadrón de la Guardia en Octubre de 1834.

Se incorporado a las órdenes del coronel del otro escuadrón de la Guardia que estaba en campaña.

Al caer enfermo el coronel, Diego le sucedió en el mando de los dos escuadrones al ser el Comandante más antiguo

Pronto se destacó por su decisión y valor, haciéndose famoso por su costumbre de marchar en los ataques al frente de sus lanceros.

Al frente de ellos peleó en las acciones de Urbiza, Muez, Nazar y otras tantas más a lo largo del año 1835.

En julio de ese mismo año, en la batalla de Mendigorría, dio una carga brillante, la más grande de la guerra.

En los campos de Arcos fue destinado por el General Espartero, que mandaba la acción, a sostener el ala derecha de la línea con el escuadrón de su regimiento compuesto por 72 lanceros. Atacaron los enemigos con fuerzas superiores y los cristinos fueron arrollados.

El escuadrón de lanceros fue el único que se mantuvo firme en sus puestos.

Diego atacó por los flancos cayendo, con su reducida fuerza, sobre los cinco batallones y los tres escuadrones carlistas desordenándolos. Cargaron hasta cinco veces y acabaron derrotando al enemigo y obligándolo a retirarse. En aquella acción Diego de León perdió tres caballos en combate.

Al día siguiente los lanceros fueron recibidos con honores y su jefe condecorado, sobre el mismo campo de batalla, por el General en Jefe con la Cruz Laureada de San Fernando, dispensándole la Reina del juicio contradictorio por la hazaña realizada.

Continúo luchando lo que quedaba de año 1835, y comienzos de 1836, de nuevo en Mendigorría, Salvatierra, Estella y Montejurra.

En Marzo, el coronel del Regimiento de Húsares de la Princesa fue asesinado por un prisionero y en su sustitución fue nombrado coronel Diego de León.

Fue unos de los perseguidores del general carlista Gómez en su célebre expedición por media España.

Combatió y ganó la batalla de Villarrobledo (Cuenca) donde el ímpetu de la carga de sus 150 húsares y 80 caballos ligeros, con él a la cabeza, consiguió derrotar a un ejército formado por 11.000 infantes y 1.200 caballos mandados por el general Cabrera, el Tigre del Maestrazgo. Sus bajas fueron un oficial y 5 soldados muertos, 10 soldados y 20 caballos heridos. Esta victoria le sirvió para ser nombrado Brigadier y comandante de caballería del ejército en campaña.

Promovido en Noviembre de 1837 a Mariscal de Campo.

Belascoain es un pueblo de Navarra situado a orillas del rio Arga. En dicho pueblo existía un puente que cruzaba el río y que ofrecía un lugar seguro de paso a las fuerzas atacantes a los convoyes de suministro a Pamplona. Era, pues, necesario tomar el puente a los enemigos.

Realizando un falso movimiento, marchando en dirección contraria al objetivo, permitió a los carlistas adelantarse y ocupar varios pueblos en el camino de los convoyes a Pamplona.

El general León estaba es Lodosa, a siete leguas de distancia. A las nueve de la noche ordenó marchar en dirección al enemigo y al amanecer estaba ocupando Puente la Reina, a tres cuartos de hora de los puntos ocupados por el enemigo.

Ya de día, el general dio la batalla arrollando al enemigo sobre el pueblo y el puente de Belascoaín. Acampando en el monte del Perdón, comunicó a su Jefe de Estado Mayor y al Virrey de Navarra su intención de atacar el puente y el pueblo la mañana siguiente.

Atacó el pueblo y el puente fuertemente defendido por los carlistas: Tomó el puente por asalto.

Esta acción le valió la Gran Cruz de San Fernando y posteriormente el título de Conde de Belascoaín.

Posteriormente en la batalla de reconquista de este mismo pueblo, retomado por los carlistas, llegó a entrar a caballo por una tronera.

En 1838 fue nombrado Virrey de Navarra. Dos años después fue capitán general de Castilla la Mancha.

Era miembro del partido moderado. La revolución de Septiembre de 1840 dio lugar a la renuncia de la regente María Cristina de Borbón y el nombramiento de regente del general Baldomero Espartero del partido progresista. Esto hizo que Diego de León tuviera que exiliarse a Francia.

Desde su exilio, María Cristina, deseosa de ocupar de nuevo la regencia, preparó un pronunciamiento en 1841 contra el General Espartero.

La justificación era que la Reina Isabel II estaba secuestrada por los progresistas.

El 7 de Octubre de 1841 tuvo lugar el hecho más significativo del pronunciamiento, el asalto al Palacio Real para capturar a la Reina y a su hermana y llevarlas al País Vasco. Una vez allí se proclamaría de nuevo tutora y regente a María Cristina y se nombraría un nuevo gobierno.

Esa noche, los generales Diego de León y Manuel de la Concha entraron en el Palacio Real pero no lograron hacerse con las niñas ante la resistencia que presentaron, en la escalera principal del Palacio, los alabarderos de la Guardia Real dirigidos por su coronel Domingo Dulce.

Ante el fracaso, Diego de León se rindió en Colmenar Viejo, a los soldados de su antiguo regimiento de Húsares de la Princesa, convencido de que Espartero no iba a fusilarle.

Juzgado y condenado a muerte, no fue indultado por Espartero.

El día 15 de Octubre de 1841 fue fusilado en el exterior de la Puerta de Toledo. Dirigiéndose a los granaderos del piquete de ejecución les dijo” no tembléis, al corazón”. Dio las tres voces de mando y cayó muerto aquel que fue considerado LA PRIMERA LANZA DEL REINO. Eran las primeras heridas que Diego de León recibía en su vida.

Otro hermano De León, Rafael, nació en 1809, el 15 de febrero, y murió, a los 58 años, en 1867. Participó en la primera guerra Carlista, donde empezó como teniente y acabó como teniente coronel después de haber ganado por su valor, dos Cruces de San Fernando.

Junto a otros generales participó en 1843 en la caída del General Espartero.

A las órdenes del General Manuel de la Concha participo en la expedición a Portugal en 1847, para apoyar el gobierno de la Reina María II, al mando de la división de Caballería. Ascendido a Mariscal de Campo y condecorado con la Cruz de San Fernando de 5º clase, Gran Cruz. Fue diputado por el distrito de Guadix en las elecciones de 1851

El hermano más pequeño, Carlos, nació en 1817 y murió, a los 45 años, en 1867. Participó en la primera guerra Carlista como ayudante de su hermano Diego.

Intervino e n la acción de Belascoáin donde, a pesar de matarle el caballo, continuó avanzando. Recibió un disparo en la rodilla.

Este comportamiento en combate le valió el ascenso al empleo de capitán y la Cruz Laureada de San Fernando de 2º clase.

A consecuencias de las heridas recibidas perdió la pierna por lo que fue retirado del servicio militar, sirviendo, a continuación, en diversos cometidos, en la administración civil de la Península y de Cuba.
FUENTE: eldiariodepozuelo.com

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