Luis Vicente de Velasco y Fernández de la Isla nació en Noja, Cantabria, el 9 de Febrero de 1711 y murió en la defensa del Castillo del Morro de La Habana, Cuba, a los 51 años, el 31 de Julio de 1762. Marino y comandante de la Real Armada.
En su honor y por sus meritos se creó el Marquesado de Velasco del Morro para su hermano Iñigo José de Velasco.
Guardiamarina con 15 años, recibió su bautismo de fuego un año más tarde.
Estuvo en todos los frentes navales de la España de la época: en la eterna lucha contra los piratas berberiscos, en la reconquista de Oran y en los combates en América.
En 1742, navegando en una fragata a su mando entre La Habana y Matanzas, fue interceptado por una fragata inglesa de mayor tonelaje y mejor armamento, apoyada en un bergantín de la misma bandera. Velasco no lo duda, ataca a la fragata enemiga, cañoneándola de cerca, la borda y, tras sangriento combate, rinde el navío inglés antes de que pueda ser auxiliada por el bergantín.
Vira rápido para enfrentarse al segundo buque británico, dispara y logra dos impactos en la línea de flotación. El navío enemigo empieza a hundirse, arria la bandera y pide ayuda a Velasco que se la presta y captura a los náufragos.
Cuatro años más tarde, a los mandos de los jabeques de patrulla en la costa norte de Cuba, capturó al abordaje a otra fragata inglesa de 18 cañones y 150 hombres.
Así era el carácter de nuestro héroe. Los hechos anteriores hicieron que el Rey Fernando VI le concediera el mando del navío de línea La Reina
En 1762, Velasco seguía al mando del navío La Reina formando parte de la escuadra del general Gutierre de Hevia.
Tras el período de paz que caracterizó el reinado de Fernando VI, la llagada de Carlos III y la firma del Tercer Tratado de Familia con Francia, empujo al monarca español a involucrarse en la Guerra de los Siete años con Francia, Rusia, Suecia y Sajonia contra Gran Bretaña, Hannover, Prusia y Portugal en la que ha sido considerada la primera guerra mundial ya que se desarrollo en tres continentes (Europa, África y Asia).
En Marzo de 1762, una gran escuadra inglesa parte hacia La Habana para apoderarse de ella. Estaba compuesta por 74 barcos de guerra, 150 de transporte, mas de 2.200 cañones de todos los calibres y 22.000 hombres a los se añadirían otros 4.000 de refuerzo procedentes de las colonias americanas. El mando de esta cuantiosa flota lo ostentaba el almirante George Pocock.
El Capitán General de Cuba era Juan de Prado Malleza Portocarrero y Luna.
Las fuerzas españolas que defendían La Habana eran escasas y estaban formadas por el Regimiento de Infantería de La Habana con 856 soldados; el segundo batallón del Regimiento de infantería de España con 645 soldados; el segundo batallón del Regimiento Aragón con 636; 75 soldados de caballería del cuerpo de Dragones de La Habana y 200 soldados de caballería Dragones de Edimburgo. Un total de 2.414 hombres de infantería y caballería contra unos 26.000 soldados enemigos.
En cuanto a la artillería disponible era de 340 cañones de los cuales solo estaban operativos107. El Virrey de Méjico envió otros 69 cañones que se sumaron a los existentes. Los artilleros para servirlos eran 171 divididos en 2 compañías, es decir menos de un artillero por cañón útil. Se consideraban necesarios 595 cañones para una buena defensa de la ciudad,
El 6 de Junio se presentan ante La Habana la flota enemiga.
La flota española, que estaba reunida en el puerto de La Habana, no salió a combatir a la inglesa, lo que constituyó uno de los mayores errores cometidos por el Capitán General.
Los ingleses desembarcan inicialmente10.000 hombres al mando del conde de Albermale.
El mando español toma dos decisiones erróneas:
La primera mandar subir, a mano con un gran esfuerzo, dos baterías de los escasos cañones existentes al cerro de La Cabaña, sitio estratégico pero con muy mala defensa en caso de ataque terrestre. Los enemigos desembarcados atacaron el cerro, al segundo día de ataque, se ordena despeñar los cañones y retirarse, La segunda hundir tres de los mejores buques de la Armada en el estrecho canal de entrada a la bahía para impedir el acceso de la flota británica.
Inutilizada la flota española, se ordena desmantelar los cañones y repartir las provisiones y las tropas entre las diferentes guarniciones.
Nuestro héroe, el Capitán de Navío Luis de Velasco, es enviado a la defensa del Castillo del Morro.
El castillo de los Tres Reyes del Morro es una fortaleza situada en el canal de entrada a la bahía en el lado opuesto a La Habana.
Es un polígono irregular que se ajusta rigurosamente a la forma del risco donde se levanta lo que favorece su defensa. Es inaccesible por muchas partes y está construido de áspera roca.
El 11 de Julio los anglosajones son dueños del cerro de La Cabaña, de los fuertes de la Chorrera y del Torreón de San Lázaro.
La situación de La Habana es desesperada y se empieza a evacuar a la población civil.
Tres días más tarde los enemigos disponen de tres baterías de cañones en La Cabaña desde donde baten a la ciudad y al fuerte del Morro, distante apenas 190 metros y en una cota inferior.
El 29 de Junio se produce un ataque a las baterías, que fracasó, pero permite que 300 soldados refuercen la guarnición del Morro.
Dos días más tarde se lleva a cabo un ataque general por tierra y mar contra el castillo. De los cuatro navíos atacantes con 286 cañones, tras seis horas de combate, uno de ellos, el Namur. debió ser remolcado por las lanchas al haber perdido todos sus palos; otros dos, el Cambridge y el Marlborough, sufrieron daños de consideración y el comandante del cuarto, el Stirling Castle, el único que salió sin daños, fue relevado del cargo y juzgado por cobardía.
El castillo resiste y sus defensores rechazan el ataque terrestre aunque ven desaparecer las obras exteriores debido al fuerte cañoneo hostil.
El día acaba en el fuerte con solo dos cañones en situación de hacer fuego.
Por la noche llegan nuevas tropas de refuerzo con cañones para sustituir a aquellos que están desmontados por el fuego enemigo.
El día 12 de Julio, veinte cañones ingleses disparan contra seis españoles que responden.
Tres días después Velasco, ya enfermo, acude a la muralla en ruinas para animar a sus soldados a mantener la defensa. En ese momento es gravemente herido en la espalda por metralla.
Cede el mando al Capitán de Navío Francisco Medina antes de ser retirado a La Habana.
Pasan los días y el desigual combate no tiene un momento de reposo. Se intenta una salida de la guarnición para destruir las baterías pero fracasa por mala coordinación.
Los anglos están cavando una mina que, inexorablemente, está llegando a los muros del fuerte. Ante la imposibilidad de pararla, Velasco, a pesar de sus heridas, vuelve a tomar el mando de la defensa del castillo.
El día 28 los atacantes reciben refuerzos de las colonias americanas, entre los que llegan se encuentra George Washington, futuro primer Presidente Americano.
Dos días después se produce el ataque general al recinto que, previamente aislado de La Habana, no tiene forma de recibir ayuda ni camino de retirada.
Se explota la mina y se lanza el enemigo al asalto. Velasco reúne a una fuerza de cien hombres en torno a la bandera y los anima hasta recibir un disparo en el pecho.
El mando de la fortaleza pasa a Vicente González-Valor de Bassecourt que muere a bayonetazos abrazado a la bandera.
Después de dos meses de resistencia, los escasos supervivientes rinden el castillo.
El jefe de las fuerzas de asalto, sir Reppel, permite el traslado de Velasco a La Habana, donde médicos ingleses y españoles intentan salvarle la vida, pero es inútil y muere a consecuencia de las heridas dos días más tarde.
Los ingleses levantaron un monumento en honor del héroe español en la abadía de Westminster donde aún se puede visitar.
El Estandarte español capturado lo guardan con gran respeto en la Torre de Londres
El Rey Carlos III otorgo la consideración de Cuerpo de la Casa Real a la Infantería de Marina por el comportamiento heroico de sus miembros en la defensa del Castillo del Morro. Al hermano de Luis de Velasco le concedió el titulo de Marques de Velasco del Morro.
Al hermano del otro héroe de la defensa, Vicente González-Valor de Bassecourt, navarro, nacido en Pamplona y también marino militar, le concedió el título de Conde del Asalto.
Un año después, con la llegada de la paz y por el tratado de Paris de 1762, La Habana volvió a España a cambio de La Florida, recibiendo de Francia La Luisiana a modo de compensación.
FUENTE: elcorreodepozuelo.com
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