martes, 11 de agosto de 2015

HISTORIA DE LA ISLA DE DIEGO GARCIA



Fue descubierta en el siglo XVI por el explorador andaluz Diego García de Moguer. El proceso de población de Diego García comenzó en 1776, cuando el francés Vicomte de Souillac, adelantándose a los ingleses, envió un barco desde Isla Mauricio. Empresarios franceses obtuvieron el permiso para explotar todas las riquezas de la isla –cocos para la fabricación de aceite, tortugas gigantes, pesca, pájaros– a cambio de la instalación de una colonia de leprosos. Con la derrota de Napoleón, en 1815, pasó a manos de la Corona Británica, junto con las demás dependencias de Mauricio. A lo largo del siglo XIX, ingresó gran número de trabajadores desde India y África.

Hacia 1900, había aproximadamente 500 habitantes, pero esta situación cambió radicalmente con la llegada de africanos, malgaches e indios. Una vez establecidos, estos pobladores desarrollaron una cultura propia: hablaban creole, fruto de la mezcla de sus idiomas originarios, compartían los rituales tamul (provenientes de Madagascar), pero eran mayoritariamente católicos. El estilo de vida ilois (nombre de las comunidades de Chagos), apacible y en estrecho contacto con la naturaleza, prácticamente no varió hasta 1965.

Ese año, el Imperio Británico decidió desmembrar Diego García de Mauricio para anexarlo al BIOT (British Indian Ocean Territory). Si bien esta secesión fue condenada por una resolución de la ONU del 14 de diciembre de 1960, los gobiernos británico y mauriciano la permitieron a cambio de un pago en libras. Dos años más tarde, Gran Bretaña cedió la isla por 50 años a Estados Unidos, a cambio de un descuento en la compra de armas nucleares. Ante la construcción de una importante base militar norteamericana (aérea y naval), los ilois fueron deportados a Mauricio, a principios de la década de 1970.

Abandonados a su suerte en el mismo puerto de Mauricio, estos casi 4.000 ilois desarraigados, a quienes no se les permitió conservar ninguna pertenencia, vivieron una situación de desamparo total y hasta hoy carecen del derecho fundamental a una nacionalidad. Ni el gobierno británico ni el de Mauricio los reconoce como súbditos. Las movilizaciones de los ilois por volver a su tierra aumentaron a medida que obtuvieron apoyo de la opinión pública internacional. Las denuncias llegaron hasta el Senado de EE.UU. en 1975, pero hasta hoy, tanto ese gobierno como el británico se desentienden del problema de fondo, pasándose la responsabilidad uno al otro y desembolsando, de tanto en tanto, una suma destinada a paliar la situación.

Desde la década de 1970, los ilois venían presentando demandas. En julio de 2000, una demanda legal promovida por los ilois desplazados del archipiélago de Chagos fue presentada ante la corona británica. La intención de los casi 500 ilois aún con vida era obtener una sentencia que les permitiera retornar a sus tierras.

En diciembre de 2001 los ilois presentaron una nueva demanda, esta vez ante un tribunal federal de Washington. La demanda, que involucraba al secretario de Defensa Donald Rumsfeld y a varios de sus predecesores en el cargo, fue presentada por tres ilois en nombre de los habitantes originales y sus descendientes. Entre los cargos se incluían deportaciones ilegales, discriminación racial, tortura y genocidio.

Desde 1960 la base naval fue usada durante la Guerra Fría contra la URSS, en la Guerra del Golfo Pérsico en 1991 y en la Operación Zorro del Desierto en 1998. En 2001 y 2002, durante la guerra contra Afganistán, fue base aérea y naval de recarga de combustible y lanzamiento de misiles B-1 y B-52.

Una corte británica estableció, en octubre de 2003, que aunque los ilois habían recibido un trato «vergonzoso» en el pasado, su demanda era infundada.

En marzo de 2006, luego de poco más de 40 años desde que el Reino Unido los desalojara de su tierra, un grupo de más de 100 ilois originarios de Chagos regresaron, por primera vez, para una breve visita.

A inicios de 2007 los isleños desplazados –reunidos en la Asociación Comunitaria de la Isla de Chagos– protestaron frente a las oficinas del consejo de West Sussex en Crawly, Reino Unido, exigiendo la devolución de la isla.

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