Amigo íntimo de Jovellanos - también presente en el Gobierno como Secretario de Gracia y Justicia en 1798 - eligió a Goya como retratista para elaborar esta magnífica obra cuando fue elevado a la Secretaría de Estado. Don Francisco aparece tras una mesa en la que encontramos diversos papeles y un tintero - símbolo de laboriosidad -, sentado en una silla vistiendo una levita clara, pantalones de terciopelo y medias de seda. El fondo neutro en el que apenas observamos ninguna referencia espacial sirve para recortar la cabeza del personaje, verdadero centro de atención del lienzo. La personalidad del político, interesado por sacar a su país del estado en el que se encontraba siguiendo la ideología de la Ilustración, se convierte en la principal referencia. El alma del modelo será la gran preocupación del pintor en la mayor parte de sus retratos, sintiendo el espectador atracción o desprecio hacia el modelo, pero nunca nos dejará indiferentes. La pincelada rápida que caracteriza las obras de los años finales del siglo XVIII también se encuentra presente una vez más.
jueves, 12 de noviembre de 2015
FRANCISCO DE SAAVEDRA, EL PRIMER ILUSTRADO ESPAÑOL
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