viernes, 29 de enero de 2016
LA ANGLIZACION DEL ESPAÑOL
La existencia de numerosos anglicismos en el lenguaje de la medicina es objeto de estudio —y de preocupación— por parte de filólogos y traductores. En ocasiones, estos préstamos son difíciles de evitar por la inexistencia de un equivalente en español. En otras ocasiones, simplemente, pasan desapercibidos. Los anglicismos que entran de incógnito en el lenguaje médico de la mano de los traductores y después llegan a la lengua común auspiciados por los periodistas son los protagonistas de este artículo.
¿Cómo es posible que un traductor no detecte un anglicismo? Mientras preparamos el cadalso, cabe decir en su descargo que estos anglicismos transparentes van muy bien disfrazados; se trata de los llamados «falsos amigos». Los falsos amigos llegan con una apariencia familiar al traductor, y este los acepta y los traduce sin someterlos a examen crítico alguno. Sin embargo, cuando se asientan en su contexto, los falsos amigos, que tenían una apariencia tan amable y castiza, no funcionan como era de esperar: chirrían, no suenan naturales, no encajan.
Estos falsos amigos también son conocidos como «falsos cognados», «parónimos», «calcos léxicos» o «heterosemánticos». Son palabras foráneas que poseen una forma idéntica o parecida a la forma española, pero que ocultan algún tipo de divergencia inadvertida por el profesional de la traducción, quien a menudo cae en el engaño y acepta el término parónimo como equivalencia sin darse cuenta de que está adoptando un anglicismo. Las divergencias respecto a la voz original que esconden estos falsos amigos pueden ser, siguiendo a Carlucci y Díaz (2007), prosódicas, ortográficas, morfológicas, sintácticas, semánticas o de uso. Además, el falso amigo puede estar constituido por una unidad léxica o por varias.
Uno de los subtipos de falsos amigos más difíciles de desenmascarar es el de los «falsos amigos semánticos parciales», constituidos por un par de voces —original y equivalente— iguales o parecidas que tienen un mismo significado en inglés y en español en un determinado contexto, mientras que, en otros contextos, sus significados difieren. Existe un gran número de estos parónimos en traducciones de textos médicos. Un ejemplo típico es la voz inglesa severe, que, a menudo, en contextos médicos, se traduce, erróneamente, por «severo», cuando quiere decir, en muchas ocasiones, «grave», y en otras tantas, «intenso», «fuerte», «agudo», «extenso» o «importante», tal y como desgrana F. A. Navarro (2008a) en un interesante artículo sobre este peliagudo adjetivo. Otras clásicas amistades peligrosas de los traductores de textos médicos son disorder, que no se debe verter como «desorden», sino, casi siempre, como «trastorno» o «alteración»; evidence, que no es una «evidencia», sino una «prueba», y pathology que casi siempre debería traducirse como «enfermedad»1. Multitud de obras lexicográficas, entre las que destaca el diccionario de dudas de Navarro (2005, 2014), inciden sobre el peligro de una traducción acrítica de estos y otros anglicismos.
El peligro no es pequeño, puesto que las malas traducciones se extienden como manchas de aceite y son difíciles de parar. El carácter escurridizo y engañoso de los falsos amigos parciales, prohijados por los traductores médicos y por los propios galenos, les ha facilitado la entrada a la lengua común. Nos proponemos aquí reflexionar sobre estos falsos amigos parciales originarios del lenguaje médico. En concreto, nos hemos fijado en algunos de ellos que han desembarcado con éxito en la lengua común y que aparecen frecuentemente en textos periodísticos, divulgativos e incluso legislativos.
«Consistente» en lugar de «concluyente» y «coherente»
El adjetivo «consistente» parece haber atraído acepciones incorrectas del término inglés consistent. Consistentsignifica «durable, estable, sólido». El mismo significado tiene la voz «consistente» en español. Sin embargo, el falso amigo inglés cuenta además con otras dos acepciones que no comparte su parónimo español: la primera es «coherente» y la segunda, «fiable, concluyente, uniforme». En español es incorrecto decir que unos datos son «consistentes» con otros datos. Igual de impropio es decir que los resultados de una investigación no se pueden poner en tela de juicio porque son «consistentes». Sin embargo, no hay más que echar una ojeada a los periódicos españoles para observar que estas dos aberraciones en el uso del término «consistente» han trascendido los límites del lenguaje médico y han llegado a la lengua común.
«A pesar de los retos macroeconómicos, Nike presenta unos resultados consistentes», señaló en la nota el presidente y consejero delegado, Mark Parker. (El País, 20.3.2014)
Se trata de resultados consistentes con otras investigaciones que sugieren que en el entorno actual de pronunciada contracción del PIB, políticas monetarias limitadas por el nivel excepcionalmente bajo de los tipos de interés y ajustes fiscales sincrónicos en muchas economías avanzadas, el valor de los multiplicadores puede estar por encima de 1. (El País, 21.10.2012)
«Comprometer» en lugar de «afectar» o «deteriorar»
El verbo «comprometer», por su carácter polisémico, es, a menudo, objeto de mal uso en los medios de comunicación generalistas. Tal y como se aclara en una ilustrativa recomendación de la Fundéu2, «comprometer» significa, según la RAE, tanto «hacer a alguien responsable de algo» como «arriesgar o poner en peligro una cosa». Sin embargo, y especialmente en el lenguaje médico, «comprometer» está dejándose contagiar por la estela semántica de compromise.Puesto que, en el inglés médico, una de las acepciones de compromise es to damage or weaken (something) y to cause the impairment of, su parónimo español, «comprometer», está absorbiendo también, poco a poco, estos significados. Hemos detectado bastantes casos en que se utiliza «comprometer», erróneamente, como sinónimo de «afectar», «deteriorar», «provocar un mal funcionamiento».
Hemos encontrado, incluso, multitud de expresiones calcadas del inglés en que el sustantivo «compromiso» se utiliza de manera impropia: «compromiso respiratorio», «compromiso cardiopulmonar», «compromiso hepático», «compromiso de los nervios periféricos». Probablemente lo que el redactor querría decir con el anglicismo «compromiso cardiopulmonar» es «afectación», «deterioro» o «insuficiencia cardiopulmonar». Y otro tanto vale para el resto de los «compromisos». A este respecto, sería de gran ayuda para el traductor que los instrumentos documentales de uso generalizado, como la base IATE, ofrecieran la equivalencia de la voz compromise con el sentido expresado en el ámbito del lenguaje médico.
Mientras tanto, y empeñados en poner al «compromiso» (cardiopulmonar) en compromiso, insistimos en que no es lo mismo un corazón «en peligro» que un corazón simplemente «afectado». Así pues, es recomendable en el lenguaje médico, y también en la lengua común, dejar de utilizar «comprometer» como sinónimo de «afectar», acepción impropia y copiada del inglés, y recordar que este verbo significa, en español, «poner en peligro». No recomendamos esta limpieza semántica con un mero afán purista sino para deshacer la anfibología porque, repetimos, no es lo mismo—especialmente en lo que a la salud se refiere— un «deterioro» que una «situación de peligro». En el siguiente ejemplo, extraído del Diario Oficial de la Unión Europea, observamos este uso impreciso del vocablo «comprometer» que, en nuestra opinión, debería haberse sustituido, en aras de la precisión léxica, por «afectar» o «alterar»:
Con el fin de evitar fermentaciones anómalas que puedan comprometer las cualidades organolépticas del queso, la ingesta diaria de follaje de los bovinos no debe ser superior a 15 kg3.
La traducción de to compromise por «comprometer» puede dar lugar a algunos disparates como «piel comprometida», en lugar de «piel deteriorada/afectada», para compromised skin, o «individuos comprometidos» por «individuos discapacitados» (o «con necesidades especiales», si queremos mantener el eufemismo), para compromised individuals. La flexibilidad semántica de la voz compromise ha permitido la formación de algunos eufemismos que, por predicar lo políticamente correcto, rozan lo hilarante, como vertically compromised4 para «persona de baja estatura». ¿Imaginan el estupor de una persona bajita a quien se le dice que está «comprometida verticalmente»?
Candidato a un tratamiento
Según la RAE, «candidato» significa «persona que pretende alguna dignidad, honor o cargo», «persona propuesta o indicada para una dignidad o un cargo, aunque no lo solicite» y «persona cándida, que se deja engañar».
Por muy largas que sean las listas de espera en España todavía no hemos llegado al punto en que los pacientes que ingresan por fin en un hospital sean tocados con una corona de laurel como premio a su infinita paciencia. Tampoco podemos decir que los pacientes que necesiten tratamiento sean cándidos; si acaso, estoicos. Resulta patente, pues, que la adopción de «candidato» en lugar de «paciente que necesita un tratamiento» viene de la mano del inglés (candidate) y supone un préstamo semántico, es decir, la adscripción de un significado foráneo a un término ya existente en la lengua propia.
A partir de ahí hay que discernir si el paciente es de alto riesgo (los que en dos años tienen más de un 50 % de riesgo de desarrollar la enfermedad). Y estos son los candidatos a este nuevo tratamiento. (El País, 1.8.2013)
Implicado en
«Implicar» significa, según el diccionario de la RAE, «envolver, enredar», «contener, llevar en sí, significar» y, también, «obstar, impedir, envolver contradicción». En el inglés médico, to implicate tiene todos los significados de su parónimo español pero sus límites semánticos van más allá. La locución to be implicated in significa, entre otras cosas, «ejercer influencia en», «tomar parte en», «ser (parcialmente) causante/responsable de» o «estar relacionado con». También puede entenderse como «que interviene en» o «que tiene que ver con».
La gran amplitud semántica y el carácter polisémico de la locución inglesa to be implicated in han provocado que muchos traductores ofrezcan un irreflexivo «estar implicado en / implicarse en» como equivalencia. Veamos algunos ejemplos en que mostramos una traducción contagiada por el falso amigo seguida de nuestra propuesta:
A lack of vitamin D has been implicated in a number of diseases, including chronic painful conditions.
1. Traducción objetable (extraída del motor de búsqueda linguee.es):
Se ha implicado la falta de vitamina D con varias enfermedades, incluidas las afecciones dolorosas crónicas.
Traducción propuesta:
El déficit de vitamina D está relacionado con / está en el origen de varias enfermedades, incluidas las afecciones dolorosas crónicas.
2. Redacción objetable (extraída de la web en español de la Arthritis Foundation5):
Virus comúnmente implicados (en la artritis séptica) incluyen parvovirus B19, que está detrás del eritema infeccioso o quinta enfermedad en niños; virus de la rubéola; virus de Epstein–Barr que causa mononucleosis infecciosa; virus de la hepatitis B y la hepatitis C; y el virus de la inmunodeficiencia humana VIH responsable del SIDA.
Redacción propuesta:
Algunos de los virus causantes de la artritis séptica son el parvovirus B19, que origina el eritema infeccioso o quinta enfermedad en niños, el virus de la rubéola, el virus de Epstein–Barr, que causa mononucleosis infecciosa, el virus de la hepatitis B y el de la hepatitis C y el virus de la inmunodeficiencia humana, el VIH, responsable del sida.
Tal y como afirma J. Segura (2001), la locución «estar implicado en», seguida de sustantivos como «componentes», «factores», etc., puede considerarse un «anglicismo sintáctico de repetición». Tanto si se considera falso amigo semántico como si lo catalogamos, siguiendo a J. Segura, como anglicismo sintáctico, to be implicated in no debería traducirse, en este contexto, como «estar implicado en». Proponemos, en su lugar, utilizar alguno de los equivalentes citados arriba: «ejercer influencia en», «estar relacionado con», «ser el causante de», etc.
Hemos de andar con ojo, sin embargo, a la hora de establecer el grado de correlación entre las dos realidades vinculadas con el verbo to be implicated in. No es lo mismo intuir una relación causa-efecto más o menos laxa y decir que un determinado agente «está relacionado con» un determinado efecto (o «interviene en», o «tiene que ver con» dicho efecto), que sentenciar que determinado agente es el causante (directo) o el responsable único de un determinado efecto. La locución inglesa to be implicated in soporta esa amplitud semántica respecto a la relación entre el agente y el efecto, en ocasiones más laxa y en otras, más estrecha. Esta labilidad semántica es una razón más para no hacer uso del falso amigo «estar implicado». Valga decir que en español tenemos locuciones de sobra para trasladar de forma inequívoca los diferentes matices de to be implicated in. Hagamos, pues, uso de ellas.
FUENTE:ec.europa.eu
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario