domingo, 7 de febrero de 2016
EL GENERAL RICARDOS: HEROE DEL ROSELLON
Antonio Ricardos y Carrillo de Albornoz nació en Barbastro (Huesca), en 1727, y murió a los 67 años en Madrid, en 1794, de neumonía cuando estaba exigiendo a Godoy más apoyo para su ejército.
Militar español, héroe de la guerra del Rosellón donde consiguió derrotar múltiples veces a la Francia Revolucionaria en una guerra, la de la Convención, bastante desconocida en España.
Una de las calles más conocidas del sur de Madrid lleva su nombre.
Nació en la misma casa que el dramaturgo y poeta español Lupercio Leonardo de Argensola. Era hijo de Felipe Nicolás, sargento mayor del Regimiento de Caballería de Malta, y de Leonor, hija del conde –duque de Montemar.
Con 14 años ingreso en el regimiento en el que su padre era coronel. Interviene en la Guerra de Sucesión, el regimiento en el que servía formó parte del Ejército español destacado a Italia en 1746. Combatió en las batallas de Piacenza y del río Tedone donde se distinguió tanto que fue ascendido a coronel del su regimiento de su padre con 16 años.
Sucedió, en el mando del mismo, a su padre al ascender este.
Casi 20 años después, combatió con su regimiento en la guerra con Portugal de 1761-1763, la Guerra Fantástica, llamada así porque, a pesar de que hubo movimientos de tropas españolas y francesas en Portugal, no hubo ni una sola batalla. Su comportamiento en la misma le valió el ascenso a brigadier.
Dedica algunos años a estudiar la organización militar prusiana, por entonces considerado el mejor ejercito del mundo.
Destinado en Oran es herido de gravedad y ascendido a Mariscal de Campo.
El Rey Carlos III, para aprovechar sus conocimientos del ejército prusiano, lo envió a reorganizar el dispositivo militar español en el Virreinato de Nueva España. Desembarco en Veracruz en 1764.
Cuatro años después es nombrado miembro de la comisión para el establecimiento de los límites exactos en la frontera entre España y Francia. Por curiosa coincidencia estudia el terreno que iba a ser el teatro de operaciones en la próxima guerra de la Convención que él magistralmente dirigirá. Por los meritos contraídos en el desempeño de esta misión le valieron el nombramiento de Caballero de la Orden Militar de Santiago con la dignidad de Encomendero.
Ricardos, hombre culto, miembro de una generación ilustrada, acepto la Ilustración y sus reformas. Fue cofundador de la Real Sociedad Económica Matritense de amigos del País, lo que le llevo achocar con elementos más conservadores de la sociedad española como el arcediano Samaniego.
En 1773 ya es teniente general e inspector del Arma de Caballería. Desde este puesto realiza una reforma notable en este Arma, creando el Colegio Militar de Caballería, en la villa de Ocaña, para enseñar técnicas de guerra moderna a la oficialidad del Arma.
Sus problemas con los elementos conservadores y con las asechanzas de la Inquisición hicieron que, en 1778, fuera obligado a dejar Ocaña y a aceptar el mando del ejército en Guipúzcoa. Desterrado de la corte hasta ser llamado por Godoy, en 1792, cuando ya la guerra contra la Francia revolucionaría es inminente.
Perteneció a la Real Compañía de Filipinas.
Cuando el Rey Francés, Luis XVI, y su esposa, la Reina María Antonieta, fueron ejecutados durante la Revolución Francesa, España se prepara para entrar en la Primera Coalición contra la Convención Nacional, la principal institución de la Primera República Francesa.
Meses antes de la declaración de Guerra, el 7 de Abril de 1793, el Rey de España, Carlos IV, asesorado por su valido Godoy, promovió a Ricardos a Capitán General de Cataluña, con competencias para gobernar el Principado, en cuya condición tomo el mando del ejército estacionado allí.
Cuando la guerra estallo, Ricardos recibió la orden de invadir el Rosellón como jefe de uno de los tres ejércitos en lucha en las tres zonas del Pirineo: Vasco – Navarra con 18.000 hombres al mando del general Ventura Caro, Aragonesa con 5.000 soldados al mando del Príncipe de Castellfranco, Pedro de Sangro y Marode ,Virrey de Navarra y Catalana con 32.000 hombres al mando de Antonio Ricardo. Las dos zonas más occidentales se limitarían a defender la frontera y a apoyar con maniobras de diversión la campaña principal que se desarrollaría en la zona más oriental
. El Rosellón es una región histórica del sur de Francia formada por el antiguo condado del mismo nombre y parte del condado de Cerdaña, que inicialmente fueron demarcaciones administrativas del Imperio Carolingio formando parte de la Marca Hispánica junto con parte de la Cataluña actual. Desde 1172 formó parte de la Corona de Aragón hasta 1659 cuando, por la Paz de los Pirineos, paso a integrase en Francia. En la actualidad forma parte del Departamento francés de los Pirineos Orientales.
Con la declaración de guerra, lo franceses enviaron una división que, rápidamente se apodero del valle de Arán.
En Abril, Ricardos, contraataco invadiendo el Rosellón por Saint Laurent de Cerdans con unos 25.000 hombres y un centenar de piezas de artillería, capturando en esta última ciudad 4.000 soldados franceses, ocupando la ciudad de Arlés, adelantándose por Perpiñán, a través del valle del río Tec, tras la victoria en la batalla de Ceret.
Derrotó a las tropas francesas en la batalla de Mas Deu, en Mayo, causando al enemigo más de 400 bajas. La victoria le permitió cercar y rendir Bellegarde y tomar las localidades del valle del Tec.
Los triunfos del general Ricardos culminaron con la batalla de Truillás, en Septiembre. En esta batalla contó con la ayuda de refuerzos al mando del Duque de Osuna, del Conde de la Unión, de tropas aliadas portuguesas y de la escuadra anglo española que operaba en las costas mediterráneas desde Tolon con ayuda de los realistas franceses. Las bajas causadas al enemigo fueron de unos 6.000 muertos.
La falta de suministros hizo que el general tuviera que retirarse con 20.000 hombres y más de 100 piezas de artillería, acosado a poca distancia, sin perder hombres ni equipos, aguantando casi un mes en sus atrincheramientos, resistiendo tres ataques generales y once combates, sin ceder posiciones.
A pesar de sus dificultades, venció de nuevo a las tropas francesas en Asprés dominando toda la costa rosellonesa.
Su última victoria fue en Villelonge dels Monts en las estribaciones de los pirineos.
Sin medios para continuar con la campaña de gran resonancia europea, regresa a Madrid para exigir apoyo a Godoy. Estando en e esta gestión muere de neumonía en Madrid el 13 de Marzo de 1794.
A partir de este momento, la guerra en los Pirineos empieza a perderse a falta de un jefe que pudiera suplir las virtudes profesionales de Ricardos.
Su sucesor como general en jefe, Alejandro O´Reilly muere un mes después dejando a Luis Fermín de Carvajal, Conde de la Unión, que, incapaz de detener a los franceses, muere en la batalla de la Montaña Negra, en territorio español, en 1794.
Después de la muerte de Ricardos, Francia contraataca y, en las campañas de 1794 y 1975, arrojan a las tropas españolas fuera del Rosellón, vencen en las batallas de Tec, Albere y Boulou, invaden Cataluña, las vascongadas y Navarra llegando hasta Miranda de Ebro.
En estas circunstancias Godoy firmó, por separado, con Francia la Paz de Basilea que puso fin a la guerra. España tuvo que reconocer la República Francesa y ceder a Francia la parte española de la Isla de La Española, volviendo las fronteras a la misma situación de antes de comenzar la guerra.
Godoy fue nombrado Príncipe de la Paz y Ricardo recibió a título póstumo la Gran Cruz de la Orden de Carlos III y su viuda, Francisca María Dávila, el título de Condesa de Truillás en honor a la batalla ganada por su esposo.
Perteneciente al grupo de Aranda (partido aragonés), es un ejemplo de militar moderno del siglo XVIII.
FUENTE: elcorreodepozuelo.com
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