Domingo Bernardo de Bonechea y Andonaegui fue un marino y explorador español nacido en Guetaria (Guipúzcoa), el 23 de Enero de 1713. Y es conocido por haber intentado incorporar Tahití al Imperio Español mediante la realización de dos expediciones.
Bonechea murió en Tahití a la edad de 62 años, el 20 de Enero de 1775, durante la segunda expedición.
De familia de marino, su abuelo, padre, tíos y hermanos fueron todos marinos de la Real Armada Española, sin embargo Domingo no pasó por ninguna escuela naval de la época ni realizó estudios formales de navegación.
Empezó sirviendo en la Armada como piloto a los 19 años y participó en la batalla de Toulon, en 1744, contra los británicos y fue ascendido por ello.
Dieciocho años después, Domingo también participa en el combate y pérdida de La Habana atacada por los británicos al mando de George Pocok. Mandaba la corbeta Marte de 18 cañones. Y, después de una heroica defensa, tuvo que rendirse en el puerto de Mariel.
Fue expedientado por ello y absuelto de toda culpa por su heroico comportamiento en combate.
Preocupado por la presencia de navegantes británicos en las aguas del Océano Pacifico y las consecuencias que de ello se podían derivar, presencia de colonos y/o guarniciones militares en el área, el Virrey Manuel Amat preparó diversos viajes de descubrimiento y exploración de islas en el Océano Pacifico.
El día 26 de septiembre de 1772 partió del puerto del Callao (Virreinato del Perú) la Primera Expedición al mando de Domingo de Bonechea. Estaba compuesta por la fragata Águila armada con 22 cañones de ocho libra (calibre de los cañones de la época), 6 pedreros montados en horquilla y 8 esmeriles (cañones montados en horquilla y apuntados a mano, adecuados para disparar a los oficiales de los navíos enemigos) con una tripulación de 75 marinos y 35 soldados de guarnición.
Como lugarteniente estaba Tomás Gayangos y como piloto Juan Antonio Hervé, que había participado con de González Haedo en el descubrimiento de la isla de Pascua (Rapaniu)
Se informó que el destino de este primer viaje era la Isla de San Carlos (Isla de Pascua) descubierta anteriormente por Felipe González de Hado, hecho que ya relatamos en otro episodio de esta sección. Pero Amat dio un sobre cerrado a Bonechea donde le daba las instrucciones a seguir y que tenía que ser abierto después de alcanzar las diez millas de navegación.
Una vez alcanzada la posición indicada, se procedió a abrir las instrucciones del Virrey en las que se indicaba que se debería ir a la isla de Tahití (ya descubierta por los británicos y nombrada como isla Rey San Jorge), y visitar la isla de San Carlos, dejando a la decisión del comandante elegir cuál sería su primer destino
Optaron navegar primero a Tahití, después ir a Valparaíso para dar noticias de la expedición y de paso avituallarse, y de regreso al Callao visitar la isla de San Carlos.
Después de navegar hacia el oeste durante 48 días, el 13 de noviembre de 1772 arribaron a Tahití, delante del pueblo de Tautira, siendo recibidos por muchos tahitianos con muestras de alegría.
Siguiendo práctica habitual de estas expediciones, al día siguiente se reunió a toda la tripulación leyéndoles las instrucciones relativas al buen trato que debían mantener con los nativos, respetando las propiedades y no cometiendo infamias con las mujeres indígenas, bajo pena de graves castigos.
Se procedió a reconocer la isla, no sin alguna incidencia al quedar varada con algunas averías la fragata. Se circunnavegó para levantar un plano de la misma, bautizándola como isla de Amat en honor al Virrey del Perú.
El 20 de Diciembre partieron rumbo a Valparaíso (Chile) con cuatro tahitianos a bordo: Tipitipia, Heiao, Pautu y Tetuanui que iban a ser presentados al Virrey en Lima.
Con 61 días de navegación arribaron a Valparaíso. En ruta, procedieron a reconocer otras islas del mismo archipiélago de Tahití para asegurarse que no hubiera presencia de tropas o colones extranjeros.
No pudieron visitar la isla de San Carlos en su ruta de retorno de Valparaíso al Callao al impedírselo una vía de agua en la fragata.
Llegaron al Callao el 31 de Marzo para informar de lo descubierto y bautizar a los indígenas.
El Virrey preparo una Segunda Expedición para evangelizar a los tahitianos, establecer una pequeña colonia y reconocer las nuevas islas próximas a la Isla Amat.
Esta segunda expedición, también estaba mandada por Domingo Bonechea, se componía de la misma fragata Águila y del paquebote Júpiter, con una tripulación de 181 hombres, llevando animales, semillas y herramientas para la colonia y misión.
El 20 de septiembre de 1774 partían las dos naves del Callao rumbo oeste y hasta el día 5 de octubre mantuvieron contacto per debido al mal tiemp se separaron y únicamente volvieron a encontrarse en su punto de destino, Tahití.
La primera embarcación en llegar a Tahití fue el paquebote Júpiter el 8 de Noviembre, arribando 5 días después la fragata Aguila. Ambas fueron recibidas con muestras de alegría por los tahitianos.
La casa misión se estableció en Tautira, en la isla de Tahití, colocándose una cruz con la siguiente inscripción (en sentido transversal) CHRISTUS VINCIT, (y en sentido vertical) CAROLUS III, IMPERATOR, 1774.
Se levantó acta del reconocimiento de la soberanía española de la isla donde España se comprometía a la defensa de la isla y sus habitantes y estos, a su vez, declaraban lealtad y obediencia al Rey de España.
El 20 de Enero de 1775, antes de partir las naves de regreso, murió Domingo Bonechea en Tautira, donde fue enterrado al pie de la cruz.
Bonechea fue ascendido a Capitán de Navío, pero cuando llegó la noticia a Lima, este se encontraba en pleno segundo viaje donde murió, por lo que no llegó a enterarse de su ascenso.
La misión que fundó fue abandonada 11 meses después y con ella la isla.
FUENTE: elcorreodepoezuelo.com
A fines de 1605, de las costas pacíficas de América del sur partieron tres centenares de marineros y soldados. Se despidieron de El Callao con plena conciencia de la labor que tenían por delante: descubrir la Gran Terra Australis. Comandaba la expedición Don Pedro Fernandez de Quirós, marino portugués de larga experiencia, incorporado desde su temprana juventud a la armada española. Quirós navegó deliberadamente casi en paralelo a El Callao. Fruto de dicha decisión fue que, a mitad del recorrido que lleva a cruzar el Pacífico, los marinos encontraron unas exóticas islas, hoy llamadas de la Polinesia francesa. Quirós sabía lo suficiente de aquellos parajes, por cuanto había navegado el océano Pacífico como piloto mayor de la expedición de Don Álvaro de Mendaña cuando la conquista de las Islas Salomón. El objetivo era evitar que éstas se convirtiesen en nidos depiratas, sobre todo ingleses, desde donde pudieran atacar el archipiélago filipino. El propio Mendaña murió en aquella aventura. Pero si bien dominaba lo relativo a la zona suroccidental, la región del Pacífico que ahora navegaba le era desconocida. Así que es probable que fuese sin querer que topó con unas islas de aspecto paradisíaco situadas a unos 350 kilómetros al este de Tahití. Se trataba del atolón de Anaa, constituido por once islotes que apenas constituyen el asentamiento humano y habitados por feroces guerreros que, en la época de Quirós, emprendían frecuentes expediciones de saqueo a las islas situadas al norte. La llegada de la expedición, en 1606, produjo más estupor entre quienes arribaban a aquel archiélago coralino que entre quienes los recibían. Asombrados, los españoles constataron que muchos nativos eran de piel blanca, de cabellos rubios o rojizos. Los ojos de muchos de ellos eran también claros. Los palafitos en los que vivían no eran las construcciones estilizadas de costumbre, sino que presentaban una estampa muy semejante a la de los hórreos gallegos.A los españoles les llamaba la atención la forma de saludar desde lejos de los indígenas, alzando las manos de un modo que les era familiar. Y los botes que utilizaban para desplazarse estaban equipados con velas latinas. Pero lo que siguió les dejó boquiabiertos: los aborígenes les revelaron la deidad en la que creían, que resultó ser una variante confusa de la Santísima Trinidad. Del mismo modo, su versión de la Creación del mundo se ajustaba notablemente a la historia relatada en el Génesis. Estupefactos los marinos españoles escucharon de boca de los nativos una narración referente a unos náufragos de los que supuéstamente descendían. Habían conservado, a lo largo de los años, aquel relato como una parte preciosa de su propio patrimonio. Ochenta años atrás, en noviembre de 1522, el emperador Carlos I de España estaba convencido de que podía circunnavegarse el globo terráqueo, atravesando el océano Pacífico en dirección a Asia. Hacía apenas dos meses que la expedición de Juan Sebastián El Cano España. El objetivo inicial del emperador era encontrar una ruta hacia las islas Molucas que no obligase a dar la vuelta por el cabo de Buena Esparanza, en el extremo sur de África. Las Molucas eran un destino codiciado por españoles y portugueses, por cuanto constituían las islas de las especias...
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