domingo, 25 de octubre de 2015

EL INTERESANTE TESTAMENTO DE ISABEL LA CATOLICA



El testamento de la reina Isabel I de Castilla ocupa muchas páginas.

El texto es muy minucioso, pródigo en invocaciones religiosas, y a lo largo de su lectura se advierte el deseo manifiesto de la Reina en dejar «todo atado y bien atado»

Sus consecuencias políticas condicionaron la inmediata historia de España, aunque muchos de sus mandatos fueron ignorados al poco tiempo.

En su testamento, Isabel la Católica expone toda una serie de invocaciones a toda la corte celestial, de acuerdo con su declarada fe y devoción católica, señalando hasta el lugar de su enterramiento, en el monasterio de San Francisco de Granada, hasta que su cuerpo pueda ser.

Por otro lado deja también disposiciones para los enterramientos de miembros de su familia.

Asimismo, hace una prolija enumeración de todos sus muchos títulos soberanos, mencionando expresamente los de condesa de Barcelona y señora de Vizcaya.

Dedica varias cláusulas a cuestiones financieras, pago de deudas, legados, limosnas, así como concreta muchos asuntos relativos a mercedes, restituciones y anexiones.

Recuerda que deben cumplirse las capitulaciones matrimoniales de sus hijas María y Catalina con los reyes de Portugal e Inglaterra, respectivamente.

Defiende a sus vasallos y obliga «a hacer justicia en su favor contra los grandes», prohibiendo conferir a extranjeros oficios de la Corona, que solo deben ser desempeñados por naturales del reino.

Este mandato sería vulnerado por su nieto Carlos I, produciendo la guerra de las Comunidades de Castilla.

Similar prohibición dejó establecida para las jerarquías y dignidades eclesiásticas, e igualmente sería desobedecida.

Sin duda lo más trascendente políticamente del testamento fueron las disposiciones sucesorias, que se resumen así:

Deja a

«la Ilustrísima Princesa doña Juana, Archiduquesa de Austria, Duquesa de Borgoña, mi muy cara y amada hija primogénita, heredera e sucesora legítima de los dichos mis Reinos e Tierras e Señoríos…».

Puede acaecer que al tiempo que Nuestro Señor de esta vida presente me llevare, que la dicha Princesa, mi hija, no esté en estos Reinos… o estando en ellos no quiera o no pueda atender a la Gobernación de ellos… [sigue un largo preámbulo y continúa] lo cual yo después de haber hablado a algunos Prelados e Grandes de mis Reinos e Señoríos e todos parecieron conformes e les pareció que en cualquier de los dichos casos, el Rey, mi Señor, debía regir e gobernar e administrar los dichos mis Reinos y Señoríos por la dicha Princesa, mi hija… acatando la grandeza y excelente nobleza y esclarecidas virtudes del Rey, mi Señor e la mucha experiencia que en la gobernación de ellos ha tenido e tiene… según dicho es hasta tanto que el Infante don Carlos, mi nieto… sea de edad legítima, a lo menos de veinte años cumplidos para lo regir e gobernar… E mando a los Prelados, Duques, Marqueses, Condes e Ricoshomes e a todos mis vasallos e Alcaldes e a todos mis súbditos… que obedezcan a su Señoría e cumplan sus mandamientos e le den todo favor e ayuda…



Como puede verse, Isabel reafirma su confianza en su esposo Fernando, dudando de la salud mental de su hija Juana, y la poca confianza que le produce su yerno Felipe. De igual modo prolijo y exhaustivo establece el orden sucesorio haciendo previsión de todos los casos posibles y de generación en generación, con gran precisión y criterio jurídico.

La Reina Isabel ordena a sus herederos la prosecución de la conquista de África, y reafirma la españolidad de las islas Canarias, a las que añade las «Islas e Tierra Firme de la Mar Oceana».

En el tema de Gibraltar era terminante:



«Mando a la dicha Princesa, mi hija e al dicho Príncipe, su marido, e a los Reyes que después de ella sucederán en mis Reinos, que siempre tengan en la Corona o Patrimonio real de ellos la dicha ciudad de Gibraltar, con todo lo que le pertenece e no le den ni enajenen, ni consientan dar ni enajenar cosa alguna de ella.»



Gibraltar había sido anexionado a la Corona de Castilla en 1502, arrebatándolo a los Guzmán, Medina Sidonia.

Cuando la dinastía de sus descendientes directos, los Austrias, se agotó en la figura de Carlos II el Hechizado, la disputa por la corona española dio lugar a la guerra de Sucesión, en la cual intervinieron las grandes potencias de entonces.

Como resultado de esa guerra, los Borbones se enseñorearon de España, y Gibraltar quedó en manos inglesas.

El testamento de Isabel la Católica sería complementado y ratificado en algunos puntos por un codicilo, en el cual tiene especial significación lo que dispuso sobre el trato a los indios:

«Mandato de cristianización, justicia y respeto para con los indios de los pueblos

de las Islas e Tierra Firme de la Mar Oceana, descubiertas e por descubrir»,

en el cual la reina Isabel suplica al Papa.

… que induzca a que los pueblos dellas a los convertir a nuestra Sancta Fe Catholica e enviar Prelados e Religiosos e otras personas doctas e temerosas de Dios para instruir los vezinos e moradores dellas en la Fe Catholica e los enseñar a doctrinar en buenas costumbres e poner en ello la diligencia devida… Por ende suplico al Rey mi Señor muy afectuosamente y encargo y mando a la dicha Princesa mi fija e al dicho Príncipe, su marido, que ansí lo fagan e cumplan e que este sea su principal fin, e que en ello pongan mucha diligencia, e no consientan ni den lugar que los Indios vezinos e moradores de las dichas Indias e Tierra Firme, ganadas e por ganar, resciban agravio alguno en sus personas ni bienes, mas manden que sean bien e justamente tratados, e si algund agravio han rescevido lo remedien e provean por manera que no se exceda en cosa alguna lo que por las Letras Apostólicas de la dicha concesión nos es infringido e mandado…



FUENTE: pedromedinasanabria.worldpress.com

1 comentario:

  1. Reina Isabel la Católica, año 1501, orden escrita al Gobernador General de las Indias, sobre los indios americanos:
    «Y que nadie ose les hacer daño»

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